Adiós, Ojos verdes.

La noche pintaba perfecta para sonreír. La noche era idónea para conversar. La noche se prestaba completa para la sinceridad, para trazar nuevos caminos y para realizar trazos novedosos. La noche misma, estaba guiando todo. Y la noche misma, se encargó de cambiar el rumbo de las cosas. Mil asuntos pendientes  y otros tantos por venir. Ciclos cerrando y ciclos iniciando, todos presentes. Un montón de decisiones por tomar, responsabilidades por atender y hobbys por realizar.

 Y la noche, con sus artimañas, se encargó de cambiar el rumbo de las cosas. Un suspiro del pasado, un trozo de tela suelto, un asunto pendiente. Algo que sólo la noche conocía. Algo que nadie esperaba. Una indirecta, una pregunta que no debía hacerse, pero que era necesario conocer la respuesta. El dulce trino de una guitarra y la suave voz de alguien más. Una situación secreta, algo que sólo dos vivieron y que nadie más conoce. Algo que jamás sabrá el mundo, pero que la noche fue testigo silencioso. Algo. «Un adiós, un te quiero y un porqué. Y nada».

Un par de lágrimas bajando por las mejillas de alguien. Unos ojos verdes que lloran en silencio por algo que duele en donde no debería doler. Una puñalada en la espalda, un coraje inexistente, las ganas de apretar los puños hasta que los nudillos sangren. Esa sensación de impotencia ante algo que no existe. Algo nuevamente. Algo. Y nada.

Un abdomen que se dobla por la mitad, un dolor ya casi extraño en un costado. Un hilillo de sangre escurriendo por la boca. La necesidad de correr al baño y quitarse ese sabor a óxido que corroe los dientes.

Y lo único que queda, son 10 dedos escribiendo frenéticamente, tratando de liberar eso, tratando de sacar el dolor a través de las yemas. Porque duele. Aunque estos mismos dedos y esa misma boca juraron que jamás volverían a sentir dolor por esa causa, esta noche su molestia es a causa de ello.

Al final, la noche pasará. La noche que trajo ese sentimiento será sólo una y no volverá.

A la noche sólo le quedan unos minutos. Y la lluvia se llevará todo. Incluso esos ojos verdes que tanto te gustaban. Para siempre.

~ Alfred ~